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EL BLOG DE NOEMÍ TUR
Half Mandala

El arte de aprender a sanar

La supervivencia es nuestro mayor instinto, entendemos por lo tanto que el objetivo principal de nuestro cuerpo es mantenernos vivos.

Nuestro organismo nos presta un servicio incondicional e incansable atendiendo a tantos millones de funciones a la vez para que podamos seguir con vida, que seguramente podemos afirmar que no hay ningún mecanismo tan rico y complejo en la Naturaleza como el propio ser humano.

A pesar de tener el mejor diseño conocido para la vida, enfermamos.

Y para mí, la pregunta es: ¿Tenemos alguna capacidad de influir en nuestros procesos orgánicos? Podríamos influir de alguna manera en esta poderosa máquina para crear más salud o más enfermedad?

La respuesta que nos están desvelando los últimos avances de la ciencia y la que dieron  en el pasado culturas antiguas de grandes conocimientos ancestrales es que SI.

Cuando nace la medicina occidental tal y como la conocemos ahora, ésta se basa en los principios de la filosofía mecanicista: somos como máquinas y lo único real es lo físico y observable. Y así, de un plumazo en los últimos 200 años se ha borrado de la fórmula de la salud todo lo que no encajaba en este paradigma: los pensamientos, las emociones, la energía vital que le da vida a todo cuanto le rodea…

Al sostener esta filosofía que estamos desconectados de nosotros mismos y que la única forma de sanar nuestros cuerpos es a través de terceras personas más expertas que nosotras en cómo somos y estamos por dentro, hemos obviado unas cuantas variables importantes a la hora de entender que somos más que el resultado de procesos mecánicos.

De todas formas, podemos estar muy agradecidos a la medicina tradicional alopática por sus aportaciones y la reducción de la mortalidad a nivel mundial. No obstante la asignatura pendiente para nuestro sistema sanitario es la atención a la enfermedad crónica. Vivimos más, pero vivimos mejor? La solución aportada desde las farmacéuticas es parte importante del problema. Nos medicamos para tratar enfermedades que a su vez nos generan otras enfermedades y la dependencia hacia los sanitarios, los servicios sociales  y el lobby farmacéutico no deja de crecer en nuestra aparentemente “sana” sociedad.

Aprender a usar el cerebro para sanar

Hoy nuevos paradigmas de la ciencia basados en las investigaciones desarrolladas en neurociencia, psiconeuroimnunobiología, epigenética y psicología afirman lo contrario: que las personas  si estamos conectadas con nuestro cuerpo, y que es a través de nuestra respiración, nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestros estados mentales que influenciamos directamente todos los procesos que se dan en nuestro organismo.

Tiene lógica, nunca fuimos una cabeza separada de un cuerpo ni un corazón separado de la cabeza, por mucho hayan intentado hacérnoslo  creer.

Hoy sabemos que tenemos la capacidad y el poder de sanar y enfermar y quizá sea este el libre albedrío que se nos fue otorgado.

Hay que volver a aprender la importancia de vivir en paz, de dar gracias a la vida, de practicar la calma interior que alarga la vida.

Y aunque parezca un arte sólo al alcance de unos pocos, todos tenemos la oportunidad de aprender a sanar, de revertir nuestra edad cronológica y apostar por la edad biológica que no es lineal sino ciclíca, y poder rejuvenecer y envejecer en función de cómo vivimos la vida.

Para aprender a experimentar la vida desde la orilla saludable, y bajo la premisa de que en ti está el poder de ser una persona empoderada que se comprende a sí misma y a sus procesos físicos y emocionales te ofrezco el programa de cursos SALUDABLE MENTE, que se compone de 4 talleres denominados «Activa tu Salud», «Transforma tu Estrés», «Regenera tu Cuerpo» y «HeartMath».